Legacy Audio Signature, el tenor del averno

Legacy Audio Signature SE me ha tenido mucho tiempo despistado hasta que no fui capaz de reaprender cosas que hacía tiempo que casi había olvidado.

En un periodo no superior a los seis meses, he podido tener instalados en mi casa, dos altavoces de la misma marca, con estética muy similar, donde solo el tamaño y la diferencia de transductores te hacían pensar que eran distintos. Estoy hablando del Legacy Audio FOCUS SE y de la misma marca, Signature. Por lo tanto, el cerebro hace sus cábalas y cree que esta versión, más compacta, se ajustará más a la medida de mi sala y al mismo tiempo tendrá un periodo de adaptación menor a su sonido, al tener presente y reciente su hermano. Solo un matiz, aunque vaya matiz, es un recinto cerrado o sellado, como prefieran llamarlo. Y que, ¿tanto cambiaran las cosas por este detalle? Para los adictos a la velocidad y que necesitan leer veinte artículos más en cinco minutos, ya les doy la respuesta, no se parecen en nada. En nada.

Si nos fijamos en su electrónica, podemos decir que los dos modelos son cuatro vías. El primero dispone de dos medios de 7 pulgadas y el segundo solo uno. Además, la versión Focus SE equipa dos transductores de 12 pulgadas y Signature, también dos, aunque de 10 pulgadas. AMT tanto para agudos, como medios altos en los dos modelos de 1 y 4 pulgadas respectivamente. Quiero destacar este punto; sin entrar inicialmente en la calidad que ofrece este sistema en comparación con el tradicional de cúpula, el nivel de estrés que deben de soportar los materiales es inferior, por lo tanto, la durabilidad del mismo, en idénticas condiciones, es superior.

Es por eso que, en condiciones normales, el nivel de exigencia en amplificación del Signature debería de ser inferior al Focus por un simple cálculo del diferencial entre los motores acústicos y no es así. No lo es por un detalle que lo marca todo, el Focus SE dispone de dos puertos de salida de aire o bass reflex. Y Signature, no.

Hacía bastante tiempo que no disponía en mi sala de un altavoz con esta tipología de construcción y tenía auténticas ganas de volver a revivir tiempos pasados. Y digo pasados porque cuesta bastante encontrar estas configuraciones hoy en día. Debido a la sofisticación de los programas informáticos que calculan los resultados teóricos de instalar unos transductores u otros. De utilizar un tipo de absorbente interior, o su ruta de salida; puede ajustarse de forma precisa la ubicación y tamaño de fuga de estos puertos ventilados y ajustarlo a determinadas frecuencias. Una vez realizados estos test teóricos, solo hace falta llevarlos a la práctica y comprobar entre dos o tres opciones, cuál satisface más a los diseñadores.

Estos modelos tienen muchas ventajas comerciales, ya que con un volumen inferior de caja, pueden conseguir una mayor presión y presencia sonora. Necesitan de mucha menos intensidad para generar presencia en sala, ya que todo su sonido es “expulsado” en sala, bien en primera instancia, por los transductores, bien en segunda, con el retroceso de la membrana y su agitación es evacuada por el puerto o puertos en determinadas frecuencias (siempre graves) como amplificador de señal.

No disponer de la configuración anteriormente expresada tiene como consecuencia que toda la presencia sonora deberá ser generada por el impulso de las membranas hacia el exterior, sin más ayuda. Así que necesitamos de un amplificador o etapa de potencia con mucha capacidad de entrega eléctrica de forma constante, no puntual. Si alguien realiza la prueba de estos altavoces sin vincularlos a alguno de los pesos pesados en la entrega eléctrica se llevará una desilusión, este impresionante altavoz no se maneja con cualquier cosa.

Equipo utilizado en las pruebas

Fuente de sonido:
» Nuprime DAC AMG
» Roon Servidor
» Qobuz Studio
Amplificación de potencia:
» Bow Technologies WAZOO XL
Altavoces:
» Legacy Audio Signature
Cables:
» Wires4Music en cableado:
    » Horus Hybrid interconexión RCA
    » Evolution en altavoces y red eléctrica
Rack personalizado

Otro matiz previo antes de entrar en los pormenores de la escucha musical. Hoy en día, casi todo el mundo tiene salas que tienden a capturar bastante los graves, ya que los bass-reflex generan gran cantidad de ellos. Es por este motivo, que los futuros propietarios de Signature tendrán que tener en cuenta este factor y rebajar esta captura pasiva de las frecuencias inferiores para dar más vida a la música. Esto que puede parecer un problema, no lo es en realidad, ya que las salas pueden ser más naturales en su aspecto visual, al no necesitar de tanta absorción.

Vamos a ver, cualquier altavoz es capaz de reproducir la música de una forma bella dentro de una gama determinada de categoría o nivel. Es decir, nada suena mal en un gran altavoz y este lo es. Aunque, por sus características especiales, algo suena sublime, excelso y magnífico. Condicionado por mi anterior experiencia con las Focus SE, pensé que el rock, slow rock, conciertos potentes, etc., podían hacer un match increíble con ellos. Pensé que los grandes psicodélicos de la música, los underground, los sureños americanos, con Neil Young a la cabeza, podían sacar el máximo jugo de ellos. Pensé en las formaciones electrónicas potentes, con ritmos feroces y graves atronadores, que podían ser los grandes candidatos al premio final. Eran firmes y convincentes, resolviendo de forma dinámica y rápida las exigencias de cada estilo, más rápidas que las anteriores que pasaron por mi sala, pero... no me hicieron perder la cabeza como si lo hiciera las Focus.

Estaba algo decepcionado conmigo mismo, no comprendía su sonido, no enlazábamos cómo me pasa en otros casos. En una pieza escogida al azar por Roon, escuché la nota redonda, absolutamente redonda, de un bombo sinfónico. Dejé lo que hacía y volví a escuchar por si me había fijado mal. No, estaba en lo correcto. Acto seguido: ópera barroca. Sonreí, por fin. El motorista de cazadora negra, chapas, cadenas, barba larga y gafas oscuras tiene voz de tenor y alma sinfónica. Increíble.

Carmen de Bizet

Para entender bien de qué hablo, nos tenemos que ir al segundo acto, y escuchar a Kožená /Kaufmann o Carmen/Don Jose en “Au quartier”, acompañados de los movimientos orquestales de fondo, dando intensidad a su diálogo. Los golpes bajos de los cellos te llevan hasta lo más interno de ti, sin llegar al infierno, como en otros sistemas, sino que se quedan en la epidermis, presentes, sin retorcerte el estómago. No es un espectáculo de graves, sino graves trabajando para el espectáculo. Creo que se me entiende la idea.

“La guerre, ces’t la guerre!”. Quien conozca este tema sabrá de la imposibilidad material de representarlo de forma convincente en un sistema ventilado que no esté perfectamente diseñado. Lo normal, es que los medios queden borrados, y solo puedan aparecer, en medio de un mundanal ruido, fragmentos de la parte más alta de las frecuencias, luchando para salir a flote. Solo con un control militar de los graves, mitigándolos, si es necesario, para dar espacio a todo, se puede llegar a disfrutar de este fragmento. Esta fue, para mí, la prueba de fuego que superó con nota. He pasado por alto la extraordinaria belleza de las voces de Jonas Kaufmann y Magdalena Kožená , creo que de todos conocida, por eso quiero hacer un breve en el aria de Micaela, tercer acto, “Je dis que rien…”, donde canta su lamento e intenta autoinfundirse fuerza y energía para enfrentarse a su gran rival, Carmen, sabiéndose inferior en belleza y encantos. Genia Kühmeier te hace vivir en primera persona ese dolor interno e intenso, con una voz aterciopelada, que fluye de forma continua, como si no tuviese necesidad de respirar y tomar aire. Es tan embriagada esta escena, que a veces soy yo quien se olvida de tan mecánico momento.

Y si todo lo leído hasta ahora os parece poco, el “Entr’acte”, del cuatro acto de la ópera, dirigida por Sir Simon Rattle es todo en la música. Con una entrada contundente y dinámica que hace poner al público en atención, se desarrolla una de las piezas más conocidas y bellas de la música para mí. La mezcla de momentos contundentes con una suavidad exquisita te hace paladear cada segundo de esta maravilla con conseguir ser real dentro de tu sala. Con explosiones sonoras que desaparecen al instante para no enmascarar los tonos suaves que le siguen de inmediato. Es un masaje para los oídos y te hace reconciliar con la música y la función que uno desarrolla en ella.

Ser distinto, diferente, te pone en muchos aprietos a lo largo de la vida. Signature es distinto, no sigue las pautas actuales establecidas y, por lo tanto, juega en desventaja respecto a otros modelos, incluso de la misma marca. Necesita de un entorno favorable a sus características, tanto a nivel de absorción acústica de sala, menor de la habitual hoy en día, como de la electrónica asociada a su amplificación, superior a la normal de hoy en día. Con un entorno favorable, da lo mejor de sí, como todos, pero el suyo es diferente.

Su sonido, generoso y amplio en casi todas las frecuencias y muy controlado en graves, lo hacen ideal para composiciones de grandes orquestas, donde el equilibrio entre brillo y tono es fundamental para poder disfrutar al completo de la experiencia sonora. La zona crítica de medios bajos, no se ve afectada por los graves, manteniendo su independencia acústica y su fácil discriminación. El sonido te abraza y se presenta delante de ti, como una pantalla de televisión, sin ser invasivo con tu espacio. No te sientes dentro de la actuación, sino enfrente de ella.