Pass Labs INT 250, placer adulto

Quien bien me conoce sabe que antes de realizar un análisis de cualquier producto, rehuyo de forma clara de buscar o conocer información del mismo para evitar, dentro de lo posible, la influencia que ella me podría causar a la hora de realizar mis pruebas y llegar a mis propias conclusiones. Por mi parte, es un ejercicio peligroso, ya que corro el peligro de pensar distinto y quedar “fuera de la normalidad” de opinión, si esta se produce. En la línea opuesta a esta hipótesis existe también la satisfacción, a posteriori, de comprobar con quien estás más alineado o con quien no. Podríamos llamarlo como una autoevaluación de uno mismo.

Pero es evidente también que cuando tienes delante de ti a una marca mítica y no has nacido ayer, toda la lectura previa te viene a la cabeza y condiciona de una forma subliminal pero real. La única forma de limpiar mis condicionamientos preestablecidos para conseguir transmitir mi autentico pensar, es a través de un largo noviazgo musical con el amplificador, conocerlo de verdad. Entender que aporta a mi sistema y hasta donde me ha hecho llegar y sentir. Las películas nos han enseñado muchas veces que el amor no llega a la primera y que hay relaciones complicadas, difíciles, malentendidos, etc. ¿cómo habrá sido nuestra relación?

La gestión para la recepción de este amplificador fue tan rápida que casi no me di cuenta de ella. En poco más de 36 horas pasé de hablar con Lyric Audio (Francisco), distribuidor por España de Pass Labs, a abrir la puerta de mi casa al transportista. Y la caja es grande y pesada. Grande y pesada de verdad, 52 kilos de producto delicado y caro. No fue mi mejor momento. A veces te planteas porque haces las cosas y ese fue uno de esos momentos.

Las fotografías no hacen justicia a la realidad. Y el tamaño del mismo te condiciona su ubicación y hasta el pensamiento. No puedes dejar de mirarlo en silencio, ya que nunca conecto nada a la toma eléctrica hasta pasadas 24 horas en mi sala. Me es bastante indistinto lo que se opine al respecto, es mi forma de actuar.

Para los que piensan que todos los amplificadores suenan igual espero que haga rato ya que hayan dejado de leer esto.

Cada autor quiere dejar su impronta en su obra. Y los diseñadores de amplificadores de autor no son menos artistas que otras profesiones. Por lo tanto, entenderlo, comprenderlo, amarlo u odiarlo solo depende del trabajo personal que cada uno haga.

Primer día

Creo que desde el minuto 1 dejó claro que sus disipadores de calor, amplios y en ambos lados, no forman parte del atrezzo sino que sirven de verdad para eliminar un exceso de calor sorprendente. Es materialmente imposible tenerlo en una sala sin climatización, incluso en invierno por mi zona, que el clima es más bien templado, por el enorme trabajo que realizan los disipadores. Cuando se para el Pass Labs INT 250 después de horas de trabajo, se van oyendo pequeños crujidos por el reasentamiento del material con la perdida del calor.

El sonido no me parece tan agresivo como su aspecto exterior. Es como una pequeña contradicción. Necesito más tiempo, mucho más tiempo.

Boxeador con guantes de seda

Mis RadioTehnika Giant FS-100N están colocados en posición de escena abierta, para dar el máximo espacio a la música. De esta forma, los movimientos musicales orquestales suenan con mayor realismo y en ópera caben todos los cantantes en escena sin solaparse entre ellos. Pero esta configuración tiene como inconveniente la necesidad de mucha entrega energética por parte del amplificador para dar toda la intensidad a los transductores y hacer creíble este momento musical. Si a esto le sumamos el bajo volumen al cual disfruto las obras se vuelve un esfuerzo titánico. En estas condiciones, bajos y agudos pueden enmascarar de forma evidente los medios, donde vive la voz y la emoción de las palabras y sus fraseos. Pues si, no soy el duro de la ciudad pero si el complicado. Y ahora, sí que podemos hablar directamente del amplificador Pass Labs INT 205 porque ya sabéis las condiciones exactas de exigencia a que fue sometido.

La entrega del potenciómetro engaña y mucho

Hasta que no lo entiendes no lo valoras. El Pass utiliza la potencia no para pegarte en el estómago sino en los sentimientos más profundos. De forma habitual, cada vez que uno aumenta la potencia de un amplificador consigue tener más cuerpo y presencia de la música hasta el punto que puede dar la sensación que están cantando dentro de tu cabeza. Con Pass pasa un efecto maravilloso, casi único diría yo (como mínimo no lo he experimentado muchas veces), y es el siguiente; ante cada aumento de potencia del mismo la escena se amplía y la presencia sonora es más evidente pero manteniéndose los músicos y cantantes en idéntico punto de la escena virtual. Descubrí este efecto al escuchar la ópera “Carmen” de Bizet de forma casual. Hice la prueba nuevamente con un tema llamado “The Heading Game” de Van Morrison, pero en la versión de John Lee Hooper y la escena real se mantenía de forma nítida ante las variaciones de potencia del mismo pero no así el tamaño del escenario donde yo era el único y afortunado espectador.

Más munición para la máquina

Con este patrón musical tenía que juntarlo con su hermano natural de DAC, el Gold Note DS-10. Gestión urgente con AT Consumer para su cesión nuevamente para la revista. Tenía muy claro cuál sería el resultado pero tenía que comprobarlo con mis propios oídos y no caer en el error de dar por hecho algo no probado. Sabía lo que quería hacer, sabía lo que quería conseguir pero tenía que vivirlo, y por Dios que lo viví.

La música siempre nos dice la verdad.

Looking for a Home, Keith Greeninger y Dayan Kai. Cookie Marenco (5 veces nominado a los premios Grammy) es un productor e ingeniero de sonido que creó la que ha sido durante muchos años una referencia en la audiofilia para probar equipos de música y sistemas de alto desempeño. A través de su firma Blue Coast Records dirigió esta grabación sin utilizar ni auriculares, ni efectos digitales, ni overdubs es decir, todo se grabó en tiempo real. Aquí Pass demostró su dominio total sobre los altavoces, no permitiendo en ningún momento la más leve distorsión y manteniendo a raya todos los instrumentos sin atisbo alguno de perdida de control. La naturalidad en la gestión del sonido, sin saturación y sin brillos innecesarios te introducen de lleno en la sala de grabación. Una gozada.

Toccata and fugue in D minor BWV 565, Bach. Ante la construcción de un escenario impactante, una restitución impoluta y una presencia sonora vaporosa no creo que exista mejor obra para sacar el máximo partido a la combinación escogida. Y así fue. Después de horas de escucha, me reservé para la parte final esta pieza pero tuvo un efecto demoledor en mí. Creí estar en una catedral de forma física y vivir ese momento con una intensidad que consiguió romper en dos al analista musical para convertirlo en una persona abrumada por los sentimientos y las lagrimas en los ojos. Final de sesión.

Bueno, añadir que esta obra es tremendamente exigente para la amplificación, ya que las notas graves del órgano se mantienen casi estáticas en muchas secciones del tema y esto provoca literalmente que la mayoría de los amplificadores tengan que compensar la falta de capacidad de entrega de intensidad con la bajada de la misma, produciéndose una bajada de volumen. Con el Pass, ni caso. A piñón fijo todo el rato. ¿Se entiende más ahora mi emoción?

Conclusiones finales

La vista engaña pero el oído no. La fiereza de su presencia física esconde una de las almas más sensibles en reproducción musical que nos podemos encontrar en estos momentos. Su entrada balanceada nos permite asociarlo de forma cómoda con lo mejor del mercado en óptimas condiciones y su presentación de la escena sonora es de las que dejan marca. Una vez ubicado te olvidas de él para siempre. No existe. Crea un escenario delante de tus ojos del cual solo tú eres el protagonista y puedes escoger tus mejores obras y grabaciones para vivir el directo lírico en casa de verdad. Pero solo las mejores porque come bien y las grabaciones de poca calidad son arrastradas por el suelo hasta el más denigrante de los ridículos. El aviso está hecho.

Pass Labs INT 250 es sibarita y no apto para los que necesitan plato hondo. Su entrega musical recuerda a los platos de 3 estrellas Michelin donde los aromas y los sabores toman todo el protagonismo en el plato en detrimento de la cantidad.

A veces te planteas porque haces las cosas y al final lo sabes, vivir la vida sin estos momentos de alegría y satisfacción profunda no merece la pena. Pass Labs INT 250 trajo exquisitos y delicados instantes de placer para recordar durante mucho tiempo. El beso en la mejilla que me dejó solo se puede valorar correctamente desde el placer adulto.