Wilsoniano
Una noticia que vi y leí hace unos días en distintos medios contemplaban la posibilidad del “regreso” del CD… personalmente pienso que nunca se llegó a marchar del todo. Hay miles de millones de CD´s dando vueltas por el mundo y todavía son incontables los reproductores domésticos, ordenadores, auto-radio-cd's, mini-cadenas y aparatos portátiles que exprimen los “ceros y unos” de estos discos plateados. En la actualidad, se produce el primer incremento de ventas de Compactos desde 2004 y de hecho, en los últimos años, en concreto desde 2018, la venta del soporte físico está ganando la batalla a las descargas digitales de pago.
Cierto es que el vinilo también está comiéndole terreno a pasos agigantados al CD, pero, contrariamente a lo que sucedía en el pasado, concretamente a finales de los ochenta y la década de los noventa, los LP's cuestan de media el doble o el triple que un Compacto (por ejemplo el último trabajo de Adele, “30”, el CD 10,78 € y 26,39 el vinilo en Amazon). En mi opinión, hay intereses comerciales que favorecen el auge de los elepés, de hecho hay jóvenes que no tienen giradiscos, pero compran los vinilos por moda o porque ahora es “cool”. En cualquier caso, el Compacto, conserva todos los argumentos que tanto éxito le dieron desde su creación: calidad de sonido, prácticamente todo el catálogo musical, durabilidad en el uso y a lo largo del tiempo (tengo compactos desde 1986 y siguen como el primer día), pequeño tamaño, fácil de transportar si vamos o los compramos en los viajes, práctico para almacenar en nuestras estanterías y… actualmente, unos precios absolutamente atractivos y en algunos casos hasta ridículos. Cierto es que el disco digital no tiene el glamour de los elepés y sus portadas maravillosas que, por cierto, algunos álbumes de CD´s las están copiando en tamaño carpeta de LP, la magia de los surcos y ese sonido analógico que tanto nos engancha, pero por contra tiene la fragilidad, el desgaste, especialmente con platos y cápsulas de baja calidad o deficientemente ajustados, los altos precios a que se ofrecen, la menor duración del soporte y la necesidad de mayor espacio para almacenarlos.
No solo regresan los Compactos, sino también hasta las entrañables cassettes, aquellas cintas que muchos de nosotros, en su juventud, atesoraba y grababa desde programas de radio hasta los álbumes de nuestros amigos, ¿y qué decir de las cintas magnetofónicas?, en mi opinión y siento repetirme, el formato supremo en calidad de audio y también lo más “cool” del momento. Ya no hay audiófilo de línea dura que se precie que no tenga uno de estos hermosos reel to reel presidiendo su sala de música. De cada vez, más y más discográficas y pequeños estudios de grabación preparan con cariño copias de viejos, o no tan viejos, masters de álbumes de cantantes y grupos archiconocidos, como Supertramp, Pink Floid, Dire Straits, Norah Jones o Ben Webster. Ningún archivo digital o streamer se puede comparar al placer de abrir una cajita de CD, leer el libreto, sacar el disco y colocarlo en su bandeja y ¿qué decir de las fabulosas cajas de vinilos con profusión de fotografías, textos y demás detalles que las convierten en magníficos regalos y auténticos objetos de deseo?. Pero hay más… como objeto físico que es el Compacto o cualquiera de los otros soportes, se establece una conexión, podríamos decir que emocional, con el mismo, similar al que tendríamos con un buen libro y al tocarlo y abrirlo podemos recordar o revivir la experiencia de la primera vez que lo escuchamos o lo leímos y traer a la memoria recuerdos vinculados a este objeto musical que de otro modo serían muy difíciles de evocar.
Finalmente y refiriéndonos a la nostalgia, no es descabellado pensar que en lo que va de siglo XXI, por distintas y de todos conocidas circunstancias, en cierto modo, a las generaciones de aficionados más mayores les apetezca volver la vista atrás, a épocas donde la juventud y la sencillez de la vida se daban la mano y esa misma mano se aferra a la música en soporte físico como cierto refugio y seguridad que es frente a la volatilidad del presente.
Mucha atención a los nuevos formatos de presentación de los CD's.
Afortunadamente, todos los soportes pueden convivir perfectamente en nuestros salones o salas dedicadas y como lo importante es la música, tanto para nuestros oídos como para la vista y el tacto, larga vida a los soportes físicos.
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© G. Cañellas