Wilsoniano
El universo tangible de los Reels (3)
Aprovechando que, a lo largo del año, el tiempo en mi tierra es benigno, me dediqué, en cuerpo y alma a visitar, fin de semana trás fin de semana, cuanto mercadillo montaba sus mesas y plantaba sus mantas a lo largo de la isla. Bien es cierto que las más de las veces volvía a casa de vacío, pero lejos de desanimarme, me decía que tal vez el próximo día encontraría algo interesante.
Las bobinas que con más frecuencia se mostraban eran las medianas, las de 18 cm., aunque las cintas estaban en un estado lamentable. Fruto de mi poca experiencia las reproducía en mis dos magnetofones con el resultado de ensuciar y empastar, y de qué manera, los preciosos cabezales.
Así que pronto aprendí que a las cintas viejas y degradadas que se ofrecian en los mercadillos era mejor despojarlas de la banda que tanto daño hacían por allá por donde pasaban. La bobina de plástico se podía lavar y dejar lista para eventuales recargas.
En una ocasión encontré en un puesto varías bobinas medianas de aluminio, no me lo pensé dos veces y me hice con ellas, además a un precio irrisorio. Evidentemente esta tecnología es una gran desconocida y poco valorada tanto por los vendedores como por los visitantes habituales.
Un sábado, en una de mis visitas rutinarias, encontré un lote compuesto por una decena larga de bobinas Revox, la mayoría en plástico y de 25 cm., provenientes de algún estudio alemán (ya saben que Mallorca es como una especie de provincia de ultramar germana), que en tiempos debieron formar parte de la colección de un ingeniero o músico teutón. Lo cierto es que en algunas de ellas había unos preciosos masters de un grupo desconocido. Este fue mi primer encuentro con una de estas grabaciones excepcionales a las que cualquier aficionado nos encantaría echar el diente. La calidad interpretativa es la que es, pero en general las versiones instrumentales se dejan escuchar y el sonido es francamente bueno.
Mientras los fines de semana peregrinaba de puesto en puesto, los días laborables los dedicaba a navegar por la red y de este modo encontré un lote de cintas pre grabadas, casi todas de 4 pistas y a la velocidad de 7.5 ips., de música clásica y un par de Frank Sinatra. El estado de conservación era bueno y de vez en cuando las reproduzco en mis aparatos. También contacté con Thomann, la tienda virtual de música y compré varias cintas virgenes en formato Nab Pan-cake (es decir, cinta rodeando un núcleo y en caja de cartón) y gracias a préstamos de amigos, grababa históricos álbumes ya descatalogados o que destacaban por su calidad sonora.
Cintas pre grabadas de ocasión
Un accesorio que incorporé por aquel tiempo y que, sin duda, es imprescindible, es un desmagnetizador. Como su nombre indica, sirve para desmagnetizar, cada cierto tiempo, los cabezales de nuestros reels, con ello en la mayoría de los casos, mejora la reproducción, minimiza el ruido de fondo en las grabaciones y restaura hasta cierto punto los agudos. En la red hay diversos tutoriales de como se utiliza, por lo demás muy sencillo, aunque siempre conviene llevar el aparato en cuestión lejos de la sala donde almacenamos nuestras cintas. El precio es económico y ronda los 20-25 €.
Iban pasando los años y, como nos suele pasar a los audiófilos, almas inquietas donde las haya, siempre queremos más, siempre pensando en dar a la afición una nueva vuelta de tuerca. Y ese momento mágico llegó en 2015, con mi primera visita al Hiend de Munich. La "meca" de cualquier aficionado a la alta fidelidad. Pero esta es otra historia que merece, aprovechando que estamos en mayo, la fecha habitual de celebración, excepto este año por los motivos que todos sabemos, un artículo aparte.
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© G. Cañellas