La atracción de lo imperfecto
La marca alemana Vincent anuncia este modelo de preamplificador como un aparato de tecnología híbrida; es decir, trabaja con transistores pero incorpora 4 válvulas que actúan inmediatamente antes de la salida. Es obvio que el fabricante intenta aglutinar los beneficios de ambos mundos. Por un lado, la eficiencia y precisión de los transistores y, por el otro lado, el toque analógico y cálido que aportan las válvulas de vacío. Para no profundizar en polémicas estériles y, a pesar de que personalmente no soy un gran entusiasta de las válvulas, no vamos a valorar si éstas, a pesar de la teórica distorsión que aportan, son o no la solución idónea que un sistema de Alta Fidelidad o incluso High End deba incorporar. En otras palabras, vamos a valorar al Vincent por su rendimiento final independientemente de cómo lo alcanza. Pero, por si quisiéramos incidir en una mayor controversia, más encarnizada si cabe, este SA-32 incorpora también los tan a menudo demonizados controles de tono. Y en este último aspecto, sí voy a ser rotundo de entrada: soy un firme partidario de la incorporación de controles de tono en la parte de previo de los amplificadores. No voy a justificar aquí y ahora este posicionamiento, pero sí voy a puntualizar algo importante: en la mayoría de aparatos, y este SA-32 no es una excepción, existe un conmutador para anular su intervención. Llegados a este punto, solo los más recalcitrantes puristas del audio persistirán en ver sacrilegios donde no los hay.
En cuanto a la calidad constructiva y estética del aparato, puedo decir que está muy bien acabado, con un cierto aire clásico o vintage pero, a la vez, con un diseño muy limpio y funcional. Por su lado, la conectividad es muy completa. Incorpora incluso entradas y salidas balanceadas. La única crítica sería el tacto del potenciómetro. Es algo tosco porque se nota que arrastra el motor que lo mueve cuando lo accionamos con el mando a distancia. En contrapartida, en este último caso, se ilumina con un led rojo, detalle que se agradece cuando se utiliza el, por cierto, sólido y elegante mando metálico. Sabemos que la marca alemana subcontrata en China la construcción de sus aparatos, pero, de entrada, no hay nada que objetar habida cuenta de la calidad de este SA-32.
Para esta review, además de varios previos de phono y mi lector de CD/DAC Creek Evolution, emplearemos un integrado Musical Fidelity M6si como referencia comparativa. Este último amplificador puede actuar también como etapa y, por tanto, intentaremos dilucidar el aporte del Vincent de una forma muy fácil e inmediata, ya que podremos conmutar entre la entrada directa de cada fuente y la entrada que actúa como etapa de potencia en este caso asociada al SA-32. En una posterior fase de las pruebas asociaré también el preamplificador a una flamante etapa de potencia Musical Fidelity M6 PXR. En cuanto a las sinergias observadas, merece una mención especial el previo de phono Primare R35, con el que el Vincent se ha entendido muy bien.
Empezaremos con el vinilo “Iceberg en Directe” (1978) |Comprar ahora| del mítico grupo de jazz/rock/fussion catalán. Para los no iniciados recuerdo que fueron el embrión de los posteriores y más conocidos Pegasus. Se trata de una grabación en vivo con una gran fuerza y vitalidad, con un sonido fresco y vanguardista. En los primeros minutos de escucha ya alcanzamos la primera conclusión: el Vincent no resta nada. En realidad, hay que hilar muy fino para notar su intervención. Se supone que las válvulas deberían introducir una cierta distorsión, que matizarían la transparencia o que aplanarían la apabullante dinámica del Musical Fidelity M6si. Pues no. Lo que notamos es algo más sutil, los platillos de la batería suenan un poco más metálicos (que no brillantes), las notas más graves del contrabajo eléctrico se notan algo más rellenas, la zona media en general parece más rica en armónicos… Todo muy sutil, pero los Iceberg siguen sonando con la fuerza de siempre y lo único que podemos decir es que, con la intervención del Vincent, se incrementa el carácter setentero de la grabación.
Pasamos al grupo de jazz de la trompetista Ingrid Jensen Project O, muy habitual en mis pruebas. El cd titulado “Now As Then” (2003) destaca por la capacidad de crear espacios y aire alrededor de los instrumentos. En una grabación muy fina. Aquí la participación del Vincent sigue siendo menor. La escena es excelente. Pero aprovechamos para reducir los agudos y ver qué pasa. Se trata de una intervención muy poco intrusiva. En realidad, el equilibrio tonal prácticamente no varía pero reducimos un poco la excesiva transparencia que a veces puede llegar a exhibir mi equipo. Pero, sorprendentemente, la definición y el enfoque no se pierden en absoluto. Quizá la trompeta suena más real. ¿O deberíamos decir “más agradable”? A lo mejor podríamos hablar de una especie de rectificación tímbrica (en positivo) de los distintos instrumentos del grupo de jazz. En todo caso, vuelve a ser algo sutil y valorable más desde un punto de vista subjetivo que objetivo.
La cantante de Singapur Jacintha destaca por su refinada técnica y valor artístico que aporta en las versiones del cd “The Girl of Bossa Nova” (2004) |Comprar ahora| . De nuevo nos encontramos ante una grabación de gran calidad que hará las delicias de los audiófilos más exigentes. Una vez más, reduzco los agudos para alejar un poco a Jacintha del micrófono. Estoy haciendo una escucha nocturna a volumen muy moderado y el Vincent consigue equilibrar el sonido eliminando un cierto exceso analítico y añadiendo un toque más “live”. La voz de la cantante está sonando con una separación y un protagonismo perfectos. Diríamos que ahora Jacintha está más relajada, se preocupa menos de la técnica y se deja llevar un poquito más por la emoción. Mientras que antes estaba serena, atenta y concentrada, con el preamplificador híbrido parece que haya tomado un sorbo de Singapore Sling y que el fraseo en una lengua que no es la suya ahora es más fluido. No puedo asegurarlo. Quizá el que se ha tomado un Pisco Sour es el autor de estas líneas…
En conclusión, no debemos esperar que el Vincent SA-32 aporte grandes cambios a nuestro set de Alta Fidelidad. Diría que, a pesar de su carácter híbrido, las válvulas intervienen menos de lo que cabría esperar. Lo mejor de todo es que, en mis pruebas, no puedo decir que en ningún momento haya supuesto una merma de ninguna de las cualidades que mi sistema ya tenía. Por el contrario, en algunos discos ha afinado sutilmente el timbre de algunos instrumentos y, gracias a los controles de tono, ha corregido excesos en algunas grabaciones. Podríamos añadir que el Vincent es capaz de adecuar el sonido al momento o al ambiente, pero reconozco, una vez más, que se trataría más de una adecuación a los gustos subjetivos que no a una mejora objetiva y medible. Tampoco creo que el Vincent sea capaz por si solo de corregir un sistema que suene mal de por sí. Y llegados a este punto… ¿Vale la pena la mayor inversión en un sistema de previo más etapa separados por tan poco cambio en el sonido? No es fácil contestar a esta pregunta pero, si la respuesta es positiva, el Vincent SA-32 es, sin duda, una de las mejores opciones. El previo diseñado en Alemania aporta un innegable equilibrio entre precio, funcionalidad y rendimiento. Y lo que es más importante, puede formar parte sin ningún complejo de sistemas de categoría y coste mucho mayores. De hecho, puedo decir ya, que mi unidad ha venido para quedarse.
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