Wilsoniano
Una de las grandes ilusiones de un buen aficionado sería diseñar y construir sus propias cajas o platos. Evidentemente se precisa algo de idea, maña y un lugar o taller adecuado. Así y todo no es fácil embarcarse en un proyecto de alto nivel y tampoco barato. Por experiencia propia y ajena, entre aciertos y errores, al final nuestra pequeña o gran "obra de arte" sale por un pico, eso si, el orgullo paternal no hay quién nos lo quite.
El caso es que un buen amigo, Dani, se embarcó hace ya algunos años en la aventura de diseñar y construir sus propios platos. Por su profesión, el autor de estas piezas, pasa largas temporadas fuera de casa y en su tiempo libre, armado de lápiz, papel y un ordenador, diseña y explora las distintas posibilidades con el objetivo último de llegar a construir un plato de altísimo nivel, sin ningún tipo de compromiso. Sus primeras creaciones le han servido para resolver problemas, probar la validez de alguna de sus ideas y, sobre todo, para reafirmarse en que estaba en el buen camino.
Con la experiencia acumulada, Dani, se ha convencido de que es fundamental el desacople del giradiscos para evitar las perniciosas resonancias y la influencia que tiene el peso y el material de los distintos elementos que lo componen.
En el presente artículo nos referiremos al buque insignia de sus últimas creaciones, totalmente funcional y que ocupa un lugar de honor, no podía ser menos, en su perfectamente acondicionada sala dedicada.
El imponente Fandos TT BR162. Una máquina que no tiene nada que envidiar, todo lo contrario, a algunas de las grandes creaciones comerciales de las más prestigiosas marcas.
El número que acompaña al nombre del modelo no está puesto al azar, sino que responde al peso del conjunto qué, nada más y nada menos, da por resultado 162 kg. Empezaremos describiendo la base del giradiscos, realizada en MDF, rellena de pequeñas esferas de plomo para darle más peso y transformar en calor las vibraciones residuales del conjunto. Unas planchas de aluminio de 4 mm, se sitúan estratégicamente para reforzar la estructura. El motor, un Maxon sin escobillas, de origen suizo y realizado bajo las especificaciones de su creador, está situado sobre una plataforma separada del platter y que además aloja toda la electrónica, también realizada a medida y que tiene por misión mantener la velocidad seleccionada con una precisión absoluta. Las dos plataformas arrojan un peso de 25 kg en conjunto. En el interior de la base del platter hay unos cilindros de bronce a modo de compensador de vibraciones trabajando en contrafase. Uno de los componentes más llamativos y, en mi opinión, más impactantes, es el platter de bronce macizo torneado en una sola pieza y cuyo peso por si sólo suma 46 kg al conjunto y que descansa sobre un campo magnético para evitar las vibraciones que introducen los rodamientos. El eje es de acero inoxidable grado 316 pulido y como casquillo se utiliza el mismo platter.
Las bases, tanto del motor como el apoyo del brazo, se han realizado en cilindros de bronce macizo y con un peso que ronda los 25 kg cada una.
Hay que dejar constancia que todos los componentes esenciales están desacoplados unos de otros, bien con láminas de silicona o juntas tóricas. A su vez, tanto el platter como los soportes del motor y del brazo se nivelan mediante puntas de desacople roscadas.
Las plataformas de MDF están lacadas en negro piano por un taller lacador especializado y las piezas de metal llevan un tratamiento de imprimación y acabado transparente "clear" que protegen de la oxidación el precioso dorado de cada elemento.
Finalmente, la electrónica y el motor se conectan a una fuente de alimentación a baterías para aislarlos de la red y evitar así picos de tensión, distorsiones, parásitos eléctricos y otras incidencias que puedan perturbar la buena gestión y el preciso giro regular del sistema.
Después de detallar las particularidades más relevantes del Fandos TT BR162, sólo nos falta añadir el brazo que incorpora, de la conocida marca británica SME, en concreto el modelo 312 y en cuanto a las cápsulas, ya que se alternan según la ocasión, son: la Clearaudio Concerto, la Hanna ML y la Benz Micro Ebony H.
El resto del equipo que apoya la labor del plato está formado por una batería de electrónicas Mc Intosh: previo de fono MP1100, previo de línea C50, etapas monofónicas MC601, las cajas Vienna Acoustics The Music y el cableado: Atlas, Hi Diamond y Wires4music.
Y ahora viene lo que todos nos preguntamos... ¿qué tal suena esta maravilla de plato? pues de entrada quiero recalcar que el sonido resultante siempre es el fruto en conjunto de todos los elementos, empezando por las grabaciones, siguiendo por las cajas y terminando, sobre todo, por la sala. Creo que actualmente y pese a los avances en este aspecto, hay algunos aficionados que todavía no son del todo conscientes de la importancia del acondicionamiento del espacio disponible y que puede poner en valor nuestro equipo o, por el contrario, arruinar todos los esfuerzos e inversiones.
He tenido la fortuna de poder seguir la evolución de esta sala y del equipo en estos últimos cuatro años y confieso que, hasta ahora, los pasos dados por Dani han sido de lo más acertado. La construcción del auditorio, partiendo de cero, fue diseñado por el gabinete de Ingenieros Acústicos y el acondicionamiento, siguiendo fielmente las instrucciones de aquellos profesionales, llevado a cabo por el propietario de la misma. Es importante recalcar este conocimiento para comprender las mejoras realizadas en este año, empezando por las nuevas cajas Vienna Acoustics The Music y, muy recientemente, el nuevo previo de phono Mc Intosh MP1100, relevando de esta tarea tanto al previo de línea y phono Mc Intosh C50 como al previo de phono de Pass.
El resultado de las cajas ya lo pude comprobar en primavera y, hace unos días, la aportación del MP1100. Sinceramente, no pensé que este previo pudiera representar una mejora tan clara sobre el sonido final. Tanto con unas como con otras cápsulas, el resultado obtenido es extraordinario. Lo que me reafirma en la opinión de que únicamente con este formato se pueden conseguir mejoras tan palpables variando la calidad de alguno de sus componentes.
Para la audición aprovechamos la llegada de un paquete de vinilos de Kleifri Records, seleccionados por su calidad artística y técnica, mayormente en gramaje de 180 y vinilo premium.
Comenzamos con una reedición del álbum "Parsley, Sage, Rosemary and Thyme" del duo Simon and Garfunkel y firmado por el sello Mobile Fidelity Sound Lab, siendo su tercer trabajo de estudio y disco de oro en 1966. Puedo afirmar sin duda alguna que nunca había escuchado unos temas de Simon and Garfunkel con tanta claridad, definición y humanidad como en este álbum. Por supuesto que la grabación aporta lo principal, pero el resto del equipo y especialmente el plato y el nuevo previo de phono combinado con la cápsula Hanna ML, elevan el resultado a un nivel sublime.
Proseguimos con el guitarrista y compositor norteamericano Nils Lofgren y su álbum "Acoustic Live". La guitarra tenía una presencia y un realismo exultante. Imprescindible para los amantes de este instrumento magistralmente ejecutado por el músico de Chicago.
Continuamos, ciertamente, cada vez más entusiasmados y sorprendidos por el resultado del Fandos TT BR162. He tenido la oportunidad de escuchar platos de auténticas campanillas en mis viajes al Highend de Munich y creo que en ninguna ocasión he disfrutado de un sonido de tantos quilates como en esta audición. El siguiente LP fue "The Magic Bow" del violinista Michael Rabin, fallecido prematuramente en Nueva York en 1972. Pese a la antiguedad de la grabación (que buenos eran aquellos ingenieros) hay que quitarse el sombrero ante este álbum del sello Capitol. Finalizamos con otra discográfica, para mí, de las más valoradas: Fonè. Una edición limitada a 496 copias de Fausto Mesolella y que por título lleva "Live at Alcatraz", un trabajo apasionado y emocionante de este virtuoso guitarrista y compositor italiano, fallecido en 2017.
Pudimos repetir alguno de estos álbumes, cambiando la cápsula Hanna por la Concerto de Clearaudio y otra vez se nos quedó la cara de bobo... hay que ver los cambios que introduce algo, aparentemente tan sencillo como una aguja, en el sonido complejo que sale por los altavoces. La Concerto es más analítica, más transparente tal vez, más ligera... por contra la Hanna ML, con la que podría convivir de forma indefinida, le aporta un plus de más "cuerpo", más "peso", más de todo... incluso minimiza algún minúsculo defecto del prensado. Lo ideal es disponer de dos brazos y de ambas cápsulas lo que nos permite jugar a nuestro favor según sea la grabación y adaptar el resultado a nuestro gusto.
Finalizada la visita y todavía impresionado por la calidad de lo escuchado, quedó flotando en el aire una pregunta: ¿Y ahora qué?. Ciertamente no se me ocurría ninguna propuesta que pudiera mejorar lo escuchado. Este plato es, en todos los sentidos, una auténtica joya del audio analógico y para lucir lo único que exige es seguir disfrutando de un buen "combustible", representado por estos vinilos excepcionales.
Ninguna palabra, ningún calificativo, podrá describir lo experimentado en esta audición y es que si tuviera que utilizar obligatoriamente uno, sería el de asegurar que este giradiscos realmente tiene "alma" o eso parece por la vida y la emoción que consigue arrancar de cada nota, de cada surco. La mala noticia es que es una pieza única y tiene propietario... la buena es que Dani hace gala de una hospitalidad ejemplar y para los buenos aficionados siempre tiene las puertas de su sala abiertas de par en par. Gracias, amigo.
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© G. Cañellas