Esoteric K-03X, reproductor de CD. SACD y DAC

A los lectores que han ido siguiendo mis artículos no les sorprenderá si les digo que soy un fan incondicional de la marca japonesa Esoteric.

Teac es la matriz del grupo y Esoteric la división premium, desde 1987 dedicada a desarrollar y construir los mejores equipos de audio que la tecnología actual permite, básicamente: previos, etapas, integrados, relojes de sincronismo, DAC, cables, sus maravillosas remasterizaciones en SACD y, sobre todo, reproductores de audio digital.

Siendo completamente sincero confieso mi admiración por la forma de trabajar nipona. En el alma de cada ingeniero y técnico de aquel país, anida un deseo insuperable de volcarse completamente en su trabajo. El amor al detalle y el orgullo con que diseñan y construyen cada pieza no tiene parangón en ningún otro lugar. Desde hace largo tiempo, el sello "made in Japan" goza de un merecido prestigio internacional y extenso es el listado de marcas de audio de calidad que lo avalan.

En los primeros años de este siglo, visitando mi comercio de cabecera, me sorprendió gratamente la estética y el sonido de, en aquel entonces para mí, un desconocido reproductor de CD/SACD, en concreto el Esoteric X-03. Me llamó poderosamente la atención la calidad de construcción del aparato, el peso (23 kg.) y la extrema suavidad del movimiento de la bandeja. Por supuesto el sonido, pese a que los 1 y 0, teóricamente, suenan igual sea en el reproductor que sea, ahí estaba el japonés para desmentirlo. El X-03 ya incorporaba la famosa mecánica VRDS-NEO y que, en mi opinión, es la madre del cordero. Uno de los problemas con que se han encontrado las mecánicas desde el mismo momento del nacimiento del formato CD, ha sido el alabeo de los discos, las vibraciones, la irregularidad en el giro y otros inconvenientes similares. Esoteric cortó de raíz dicha problemática con sus pesadas y ultra precisas VRDS, ahorrando en consecuencia errores de lectura y picos de consumo, por esta razón, de la fuente de alimentación.

Conseguir información de tamaña máquina no fue difícil, ya que en numerosas review de internet se podían encontrar comparativas y comentarios de lo más elogiosos, pese a que el precio por aquel entonces, aproximadamente 7.500 €., no lo hacía demasiado atractivo. Así y todo la ilusión y las ganas de poseer el X-03 pudieron más que la economía y en breve lo tuve incluido en mi equipo, sustituyendo a un Musical Fidelity A3.2 CD.

Durante años me ha dado un leal y notable servicio, con la salvedad de tener que sustituir la correa que mueve la bandeja y el rechazo de algunos, muy pocos, CD´s. Al final de su vida, en 2018, comenzó a fallar uno de los canales y me planteé el sustituirlo por un modelo más moderno y que incorporara entradas digitales, con el ahorro de electrónica, cableado y espacio, a la hora de reproducir los archivos de mi portátil o alguna de las aplicaciones de música vía streaming tan en boga hoy en día y que, en mi caso, me sirven para conocer nueva música y como placentero fondo mientras escribo, por ejemplo, este artículo.

Llegados a este punto tuve la oportunidad de hacerme con un recién descatalogado Esoteric K-03X a precio más terrenal que el más moderno K-03Xs, siendo las diferencias, que las hay, mínimas. Se presentó en casa un voluminoso bulto de más de 35 kg., de peso y complicado manejo. Como ya es norma de la casa, el embalaje es soberbio y, casi, a prueba de malos tratos. Supongo que cuento con la complicidad de los lectores si les digo que el instante mágico de abrir la caja supuso un momento único y muy especial.

Como ya he comentado, el peso es superior, en cinco kilos, a mi anterior X-03 y el aspecto del frontal denota un diseño más depurado, con elegantes curvas, mayor pantalla y las ya nombradas entradas digitales, conexiones que eché mucho de menos en el antiguo aparato y que tan útiles son actualmente. Además, la mecánica es la más actual VRDS-NEO VMK -3.5-10 y utiliza 4 dac's por canal en paralelo del modelo AK4495S. Por lo demás, el aluminio cepillado, los pies que lo desacoplan y la calidad constructiva son al nivel de lo esperado. Ni que decir tiene que me faltó tiempo para ubicarlo en un lugar de honor y conectarlo al resto del equipo mediante cableado Atlas XLR y USB al portátil.

De entrada hay que echar mano al manual, puesto que hay que configurar algunos parámetros, por lo demás no excesivamente complicados, antes de poner un CD en la bandeja. Más difícil es decidirse por tal o cual filtro, remuestreo u opción, dado que las diferencias son extremadamente sutiles. Se agradece el poder jugar con algunas de las opciones que nos ofrece el K-03X, como por ejemplo, configurar el auto apagado que, en mi selección, es de 90 minutos y atenuar o apagar la pantalla para menor molestia de escucha en penumbra y a continuación darle al "play". Pasado un periodo de rodaje no inferior a las 200 horas, en las primeras pruebas serias noté una notable mejoría del sonido con aquellos discos que me conozco a la perfección en comparación del sustituido X-03. Álbumes que me pareció redescubrir. Un sonido más detallado, nítido y cristalino, sin rayar en lo quirúrgico, brota de las Sophia 2. De repente desaparece un velo, velo del que no era consciente y se presenta una escena más amplia y profunda. El aparato exprime, como si de un limón se tratará, hasta el último 1 y 0 tanto de los CD's como de los SACD,s y sin el inconveniente de rechazar absolutamente ninguno de los discos presentados. También obra milagros con los más modestos archivos en AIFF del portátil o las aplicaciones de streaming, pero sin edulcorar ni colorear nota alguna.

Para los que todavía acumulamos discos plateados y tenemos una colección importante, sin duda esta máquina, sus sustitutos los K-03Xs y K-03XD o cualquiera de sus otros integrados, son una excelente opción, si bien los precios que maneja esta marca son realmente elevados, pero ya sabemos que en nuestra afición, a ciertos niveles, no suelen abundar las gangas y desde siempre la excelencia ha tenido un precio. Hay que agradecer que todavía firmas como Esoteric dediquen tiempo y recursos al diseño y fabricación de reproductores de CD aún en esta época donde lo inmaterial gana adeptos de forma vertiginosa. Así es y sin duda grandes son las ventajas de los archivos y streaming, pero, en mi humilde opinión, se pierde la magia de acercarnos a la estantería, leer los títulos que figuran en los lomos de los estuches, seleccionar el que más nos pueda inspirar en un momento dado, extraer con cuidado el disco, colocarlo y sentarnos a esperar que comience a girar y desgranar cada nota, cada solo de guitarra o piano, cada sinfonía o a que nos cautive la voz de nuestro cantante favorito. Tal vez no esté lejano el día en que, como ya sucede con los vinilos y los reels, los aficionados vuelvan la mirada sobre las queridas y entrañables "galletas plateadas". Así sea.

© G. Cañellas