La atracción de lo imperfecto
A pesar de que acumula décadas de existencia, STRUSS AUDIO no es una marca con una gran difusión a nivel europeo. Este fabricante polaco parece que concentra su esfuerzo en especializarse en la construcción de amplificadores. Y es que su fundador, el polaco Zdzislaw Hrynkiewicz, tiene muy claro el tipo de sonido que quiere ofrecer en sus creaciones. De hecho, el amplificador integrado ULTIMATE que vamos a analizar debería ser el exponente definitivo de su modo de entender la Alta Fidelidad. Para introducirnos en esta filosofía vamos a poner en el foco en dos conceptos. El primero salta a la vista viendo las especificaciones del aparato y no es otro que el de ofrecer una gran potencia que, además, se obtiene a partir de dos transformadores toroidales independientes para cada canal. Verdaderamente, este concepto “doble monofónico”, en el caso de Struss, se ejecuta de la forma más radical posible. Pero el segundo concepto, más original y propio de la marca es el HPCS. Explicado de forma sencilla, consiste en un sistema que persigue un cierto carácter “amable” del sonido al estilo de lo que son capaces de hacer los amplificadores de válvulas. Se trataría de lograr una riqueza de armónicos capaz de dar un toque de calidez y humanidad al sonido generado por un contundente y, a priori, expeditivo amplificador de transistores como es el caso.
La combinación de estos dos aspectos casi antagónicos no es fácil de imaginar y he de confesar que ha despertado en mí un interés especial en probar a fondo y con todo tipo de música la unidad suministrada. Por otro lado, estas pruebas se han podido realizar con mis habituales columnas Sigma Acoustics T-11 y también con los monitores Sonus Faber Minima Amator II con los que el amplificador coincidió unos días.
De entrada, la máquina polaca, tiene un peso y dimensiones acordes con sus capacidades. No destaca especialmente el diseño estético, que se queda a medio camino entre un estilo clásico y un estilo minimalista más moderno. Creo que el fabricante debería afinar mejor en este aspecto, más que nada para ofrecer una sensación de calidad y exclusividad más propias de su precio. Eso sí, el mando a distancia es grande, pesado y original. De hecho, en caso de asalto o robo, es ideal para lanzarlo a la cabeza del agresor, que desistirá inmediatamente de sus intenciones delictivas. La conectividad es muy completa, incluyendo un módulo de previo de phono que funciona dignamente con cápsulas MM y también MC.
Mando a distancia del amplificador.
Empezaremos con algo fácil: “El Tren – Latin Rock” (2016) del argentino Luis Salinas. El Struss lleva solo una semana de rodaje en mi sala y no quiero estresarlo prematuramente. Pero, precisamente cuando empieza esta segunda semana, es la sala la que empieza a “estrussarse”. Es decir, el amplificador polaco parece que ya ha tomado posesión del espacio y lo rellena con gran solvencia y autoridad. El disco de Salinas es muy limpio y agradecido, pero el amplificador Struss eleva el sonido de la guitarra eléctrica a escala real y proyecta las percusiones con sobrada profundidad. Sin embargo, sobresalen por su densidad, las notas más graves; de tal forma que parece que mi subwoofer REL esté funcionando, cuando en realidad está apagado. Mis columnas Sigma Acoustics bajan como no lo habían hecho nunca, desplegando un potencial desconocido para mí hasta ahora.
La segunda prueba la hacemos con el cubano Polo Montáñez con su disco “Guajiro Natural” (2001). Ahora se trata de evaluar la fidelidad tímbrica que es capaz de transmitir el amplificador. Para ello, nos pasamos a las Sonus Faber, que precisamente destacan en este aspecto. Y, efectivamente, la voz de Polo, las guitarras y el resto de instrumentos acústicos llenan otra vez la sala con gran realismo. La dinámica sigue siendo muy buena, pero no excesiva. Los 250 W de potencia nominal a 8 ohmios están perfectamente domesticados y el HPCS hace su trabajo al conseguir ese toque cálido y natural tan adecuado para la guajira cubana. Y, una vez más, constatamos la presencia de esas notas graves, densas y consistentes que el amplificador ULTIMATE es capaz de generar a través de los altavoces italianos. Por probar una voz femenina, escogemos a Imelda May en “Life Love Flesh Blood” (2017). El amplificador lo resuelve todo con la naturalidad que le caracteriza, pero sin tamizar de ningún modo el sonido: la voz de la cantante se expresa con gran cercanía y transparencia. En ese sentido, las Sonus equilibran el conjunto con la elegancia y comedimiento que exhiben en su parte alta del espectro.
Por último, con el disco “Pathways” (2010) de Dave Holland Octet queremos comprobar si la profusión de metales pone en apuros al amplificador. Volvemos a mis columnas Sigma, cuya zona media no tiene nada que envidiar a las Sonus. El STRUSS ULTIMATE no se inmuta en ningún momento, la dinámica sigue siendo muy buena sin llegar a ser explosiva y cuando coinciden los ocho músicos, consigue separar muy bien los instrumentos, reservando el espacio de cada uno de ellos en una completa escena tridimensional que se despliega en forma de semicírculo delante del punto de escucha.
Pero hay una serie de consideraciones y conclusiones a las que he llegado tras tres semanas de pruebas y que quiero compartir. En primer lugar, quiero dejar claro que este amplificador no aspira a ser un maquinón hiperventilado que exhibe una dinámica arrolladora. Más bien quiere disponer siempre de una reserva de energía que empleará estrictamente cuando sea necesario. Por otro lado, y pese a que el sistema HPCS cumple bien su cometido, el Ultimate es muy transparente y, si la grabación es muy incisiva con metales, platillos, etc. no atenuará ese brillo. Por eso, las Sonus Faber Mínima Amator II han funcionado mejor que las Sigma. Por otro lado, en los graves, el Struss se ha comportado como el mejor amplificador que ha pasado por casa, y doy por sentado que moverá con autoridad y control casi cualquier columna o monitor que queramos asociarle. Respecto al enfoque y la precisión, el Ultimate se queda a medio camino entre un carácter más analítico y un sonido más valvular. Creo que aquí ya entraríamos en un terreno más personal y la valoración deberá hacerse acorde con los gustos de cada usuario. La principal objeción que podemos hacerle al producto estaría relacionada con su precio. Y, en ese sentido, mi reflexión es la siguiente:
Si lo comparamos con otros integrados de marcas un poco más consagradas en el mercado internacional (Musical Fidelity, Plinius…) podemos encontrar productos similares con un coste menor. Pero, atención, porque quizá nos estaríamos equivocando. El Struss Ultimate puede conseguir un equilibrio muy interesante para algunos usuarios que tienen muy claro lo que persiguen y que, para encontrarlo, probablemente estén buscando conjuntos de previo y etapa. Quizá este Struss sea una opción que ofrece lo mismo dentro de un solo chasis y, mirándolo así, ya no sería tan caro. Por tanto, creo que el señor Zdzislaw Hrynkiewicz ha conseguido lo que quería. Y, en la práctica, ese resultado se obtendrá, sobre todo, si se es muy cuidadoso en la elección de las cajas acústicas.
Web Fabricante | Struss Audio |
Web Distribuidor | Hi Fi Mansión |
Precio | 7399 € aprox. |
Hoja Técnica | |
Manual de usuario | |
Amazon |
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