No Surrender
Un extraño en casa
Justo acabado de poner en la balda del rack y darle un poco de volumen al potenciómetro de forma manual, estando literalmente agachado y en línea horizontal con los altavoces lo noté. Dos segundos musicales, en uno de los puntos “malos” de la sala y el Audia Flight FL Three S marcó terreno.
No es la primera vez que me pasa pero no creía que eso pudiese ser posible en este caso, ya que teóricamente el invitado, respecto al amplificador “residente” tienen unas características técnicas que podría hacernos pensar, de entrada, en matices más que en líneas maestras. Dos segundos.
Me aburre sobre manera leer las especificaciones técnicas de los componentes. Lo hago por encima y con poco interés. Cuando tengo claro que los aparatos son compatibles entre ellos y qué parámetros tengo que respetar, el resto pierde atracción en mí. Si algún fabricante ha conseguido realizar una proeza técnica de forma admirable pero el resultado es normal no me merece la pena.
Primer contacto
Normalmente, y siguiendo la moda del unboxing tendría que decir eso de “perfectamente protegido y bla bla bla”. El día que reciba un paquete en mi casa, de este tipo de material, y esté mal embalado lo digo en portada. Cuando lo levanté para prepararlo para las primeras fotos, dos ideas: robustez y descompensación.
Robustez. La estructura de la caja es absolutamente sólida y en ningún punto de la misma tienes la sensación de debilidad o posible peligro de torsión que pudiese dañar los componentes internos. En este punto me ahorro nombres pero existen con este problema.
Descompensación. El peso del amplificador es muy superior en un lado respecto al otro por la presencia del transformador toroidal de 600VA. El FL-Three S suma la nada desdeñable cifra de 8 fuentes de alimentación para evitar al máximo la contaminación de la señal entre las distintas secciones del amplificador. Pero el peso del mismo es descompensado entre el lado derecho e izquierdo; siendo de mi preferencia los que disponen estas partes en el central de la caja, dando un peso uniforme a ambos lados. Dicho esto, una vez puesto en la correspondiente balda, te vas a olvidar de estas cosas para siempre, que dicho sea de paso, no tienen mucha importancia.
Los botones de control del aparato del frontal son pequeños, estéticos y dan servicio a las funciones básicas del mismo, encendido, selector de fuente, mute, etc. Un display de letras generosas va indicando en cada momento que tienes seleccionado. Un potenciómetro de una delicadeza extrema en los pasos de señal controla el volumen. Y finalmente, un muy útil y cada vez más difícil de encontrar en amplificadores de este nivel, conector de 6,3 mm para auriculares.
Vuelvo al pote. Mi grado de tolerancia al volumen musical cuando decido hacer escuchas a nivel mínimo son muy estrictas. Rozando la paranoia pero quiero escoger la presión sonora de forma meticulosa y por eso los amplificadores con un gran salto de señal entre pasos me ponen de los nervios. Ganancias del 4 o 5 por ciento son excesivas para mis criterios y tengo que “jugar” con un previo para compensar estos desajustes. En este caso, nuestro invitado se muestra soberbio. Pasen y vean, así los quiero todos en precisión… pero de tamaño más grande. Lo encuentro pequeño para cogerlo con la mano; es grande de diámetro pero sobresale poco para ser ergonómico. Y coges el mando a distancia y te olvidas de todo pero me gusta poner el volumen “a mano”.
Detalle de las conexiones traseras
Conexiones. Aparte de la frontal para auriculares, disponemos de 5 entrada de las cuales una de ellas es balanceada. En el modelo analizado, las dos opciones adicionales de DAC y previo de phono no están presentes, por este motivo no han podido ser valoradas. Los conectores, todos, son de una calidad que salta a la vista y están acorde con todo el amplificador, pudiendo definirlo en este punto, como un aparato equilibrado en todos los aspectos donde no existe nada que te llame la atención de forma negativa. Incluso los pies del mismo son de una corrección tal que creo sinceramente que para este nivel no hace falta nada más.
Audia Flight FL Three S con AKG K-701
Amplificador de auriculares
Evidentemente seria como matar moscas a cañonazos pero el amplificador da la opción de poder conectar mis AKG K-701 (auriculares abiertos) y poder comprobar con sorpresa como este no es un elemento más puesto allí de cualquier forma sino hecho a consciencia por dos motivos. El primero, que la calidad que he podido apreciar a través de los altavoces es la misma que identifico en los auriculares. Muchas veces vamos un paso atrás en estas condiciones pero este no es el caso y por eso hay que remarcarlo. Y segundo y no menos importante, en vez de tener un conmutador en la conexión de los auriculares para “apagar” los altavoces (tristemente popular) debemos de pulsar uno de los botones del frontal para silenciarlos, no Mute sino SPK OFF.
La música nos dice siempre la verdad
He decidido resaltar algunos temas en particular. Realmente he estado muchas horas disfrutando con el amplificador y cuando nos “habíamos conocido” realicé una playlist con una carga superior de trabajo en su zona de confort para irme alejando cada vez más de ella. Los gustos son personales y cuanto más rápido identifiquéis los míos, más útil os serán mis comentarios. Con el tiempo creo que incluso alguien podrá estar convencido de que algún aparato es el correcto para él al estar en el lado opuesto al mío.
Coladito. En el lejano 1999 Maná nos dejó esta pieza enorme en el “MTV Unplugged”. El batería Alex González y Luis Conte firmaron uno de esos momentos memorables donde la percusión y la maestría se dan la mano para crear arte efímero, que por suerte podemos recuperar y revivir a cada instante. Creo que si solo pudiese escuchar esta composición en mi vida, ni en sueños nadie sería capaz de arrebatarme el Audia Flight FL-3S de mis manos.
Knocking At Your Back Door. Los watios por miles son disparados por Deep Purple en la gira “Nobody’s Perfect” . En un momento de divertimento con los asistentes empiezan a interpretar fragmentos de todo tipo de música, entre ellos el “Para Elisa” de Beethoven. Como en un juego de mezclas de dj’s van sucediéndose los ritmos hasta que las notas de órgano de frecuencia baja invaden todo el espacio sonoro preparando la entrada de esas tres notas repetitivas que hacen imposible de confundir la canción. Aquí sigue jugando en casa y demostrando una vez más que es un auténtico campeón del rock, ya que da espacio y vida a un tipo de música que tiende a la saturación sonora de la sala quedándote una sensación a veces extraña.
Industrial Revolution . El Dios de la electrónica antes de convertirse en nada, como es actualmente Jean Michel Jarre, nos dejó para la posteridad el álbum “Revolutions”. Jarre era un compositor fanático de los sonidos y trabajaba con personas magníficas que le creaban bancos de sonidos nuevos y personalizados para cada LP que sacaba al mercado. Pues bien, el Roland D-50 utilizado en dicha grabación rugía con una fuerza descomunal e imponiendo su orden y control de la situación.
Yesterday . Sir McCartney tiene una versión de este mítico tema en “Give My Regards to Broad Street” que es de culto para mí. Es uno de mis recurrentes y conocido y reconocido en cada uno de sus silencios, ya no digamos las notas. Aquí, en este punto bajamos un par de escalones. No creo para nada que sea un demérito del amplificador, sencillamente que habíamos llegado al cielo y volvíamos a la tierra. La voz pierde un punto de naturalidad siendo algo brillante, sutil, pero lo noto.
El mando a distancia metálico cumple bien su cometido y tiene un tamaño correcto para su utilización, ya que la sujeción con la mano es total.
Conclusiones finales
El patrón sonoro que da este soberbio amplificador lo conozco de sobras. Aunque este es mi primer contacto con él ya lo había escuchado. Mi memoria auditiva me retrollevó a muchos años atrás en una visita a uno de los mejores estudio de grabación privados que hay en España. Hablo de Estudis 44.1 donde existía una de las pocas mesas de mezcla analógicas que existen actualmente en funcionamiento. Pues cuando estaba dentro de la sala de control charlando con el técnico de sonido, me estuvo realizando todo tipo de pruebas, desde las más efectistas como la configuración automática de setup de la mesa hasta la modificación de pequeños parámetros de un canal para oír como se podía llegar a distinguir en el resultado final. Estamos hablando de la música sacada de mesa de mezcla no de master (paso posterior) que es muy distinto. Pues toda esta larga entrada para decir que el Audia Flight FL 3S bien podía ser un amplificador para esa función. Su manera de tratar todas las frecuencias del espectro audible con idéntica precisión, sin añadir nada, para bien o para mal, lo convierten en una máquina de amplificación sin más. Con toda la dureza que eso supone, ya que desnuda y deja al descubierto cualquier posible imperfección de la grabación o de la fuente. Como en un estudio de grabación donde el técnico necesita toda esa información para poder trabajar profesionalmente con el sonido. Ese es su encanto.
Conclusiones finales (2)
Los cables no suenan. Solo unen dos puntos sin aportar nada. Pues bien, una vez soltadas las frases de rigor para suavizar a los radicales de los cables ya puedo seguir. ¡Al cuerno con las tonterías!
Tenía un mal sabor de boca final por la sensación de no haber sabido sacar todo el jugo al amplificador. Y así no se puede vivir. Cambié los cables de interconexión con las cajas con unos de fabricación propia siguiendo las instrucciones verbales que me dio en vida Juan Pablo Montero (D.E.P.). En breve sobre los cables puedo comentar que a cambio de una perdida de definición en los extremos, tanto agudos como graves, tiene un trato con las zonas medias que dan un toque valvular al sonido que hace de las voces su campo de trabajo.Con esta variación en el setup podríamos decir que la lista anterior de temas seleccionados queda prácticamente invertida. Y este es el mejor elogio que podría decir del Audia Flight, ya que se demuestra capaz de transformarse y mutarse según sus compañeros de viaje.
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