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Salas HI-FI domésticas
Escrito por: Fernando Moraleda
Estudio del acondicionamiento de salas domésticas para la audición en Alta Fidelidad
De todos los problemas que se producen en la escucha doméstica voy a tratar por ahora, el relativo a la representación espacial o física del escenario sonoro (imagen estereofónica), donde se desenvuelven los músicos, lo que da emoción y realismo al evento musical.
Para la audición de música con esa emoción y realismo, no basta, con tener el mejor equipo y los mejores altavoces, sino que hay que considerar, la sala o habitación donde vayamos a realizar la escucha. Aspecto clave para rentabilizar la inversión, en un equipo, que representa una cantidad de dinero muy considerable.
De no prestar la consideración debida a la sala, el eslabón mas débil de la cadena de reproducción musical. Obtendremos unos resultados frustrantes, respecto a las expectativas que se tenían de como debería sonar ese "maravilloso equipo", en relación con el dinero gastado en el mismo.
En cualquier caso esa atención que prestemos al acondicionamiento de la habitación en la que habitualmente escuchamos nuestra música preferida, no tiene por que representar un gasto excesivo. En muchas de las ocasiones, soluciones muy económicas producen mejoras realmente apreciables en el aumento de la imagen estereofónica.
Un poco de teoría
El principal enemigo para una representación espacial correcta, son las reflexiones. Es decir, los rebotes del sonido producidos en las superficies lisas y duras de las paredes, techo y suelo de nuestras salas, que se mezclan con el sonido original (el procedente de los altavoces). Para determinar el verdadero alcance e importancia de esto, además de poner en práctica posibles soluciones, es preciso conocer primero que es el fenómeno de precedencia (también llamado efecto HAAS).
El fenómeno de precedencia se apoya en el tiempo de integración del oído humano. Esto es la capacidad del mismo de juntar (integrar) dos sonidos como uno solo. Y establece que, cuando el oído recibe dos sonidos iguales pero de distinta procedencia, con un retraso entre ellos de 15 a 25 milisegundos, son percibidos como si ambos fuesen un solo sonido, procedente de donde vino el primero (precedente).
Si partimos de dos sonidos exactamente iguales y reproducidos al mismo tiempo por cada uno de los altavoces del equipo estéreo, nuestro cerebro percibe ambos como si fuesen uno solo, procedente del centro exacto del espacio entre los dos altavoces. Pero si retrasamos progresivamente, por ejemplo el izquierdo, en pasos de 1 milisegundo sin variar la intensidad, notaremos que el sonido que percibíamos centrado entre ambos altavoces empieza a desplazarse poco a poco hacia el altavoz derecho, de tal forma que despues de varios pasos de retraso, (15 milsg. aprox.) el sonido será percibido como procedente del altavoz derecho, a pesar de seguir reproduciéndose con el mismo volumen por los dos altavoces, (para compensar esto y volver a percibir el sonido en el centro, habría que aumentar el volumen del sonido retrasado en unos 12 dB) y a partir de aquí, si aumentamos el retraso (hasta mas de 25 milsg.) ya no se percibirá como un solo sonido sino, que el retrasado será un eco del precedente.
En el trayecto de este sonido desde el centro, hacia el altavoz derecho hemos estado oyendo lo que se llama una fuente virtual, pues el punto de donde parecía provenir el sonido no se correspondía con su procedencia real (los altavoces).
Para tenerlo más claro. Cuando en la escucha real un altavoz emite un sonido y este sufre una reflexión, al oyente le llega primero el sonido directo del altavoz y luego, con un ligero retraso, el reflejado. Esto equivale a dos sonidos iguales procedentes de puntos distintos. Como hemos visto en la exposición del párrafo anterior, si el retraso de la reflexión es menor de unos 15 milisegundos (suele ser lo corriente en las salas domésticas), ambos sonidos son captados como uno solo, procedente de una fuente distinta del altavoz y del punto de la pared donde se produce la reflexión, es decir una "fuente sonora virtual".
Debido a ello la percepción de la fuente original ( el altavoz ), queda notablemente falseada, y más, si tenemos en cuenta que en la escucha real, se producen una multiplicidad de reflexiones, con la consiguiente percepción por el oyente de múltiples fuentes virtuales de distintas procedencias, dando la sensación de que el sonido procede de una zona indefinida alrededor de los altavoces, cuando debería poder determinarse con exactitud como procedente del altavoz.
Destruyéndose por tanto, gravemente, la correcta sensación de focalización de la imagen estereofónica. Ya que la percepción estéreo se basa en una precisa relación de fases (y amplitudes) entre los sonidos de los dos altavoces, si existen otras fuentes distintas desplazadas, esto significa que estarán desfasadas, por lo que se deshará esa precisa relación. El retrasar o adelantar, una respecto a otra dos señales idénticas, significa desfase. Hay otros factores que también perturban este y otros aspectos de la escucha estereofónica por nombrar algunos como las resonancias, la distorsión de campos cruzados, etc. Pero no son de momento, el objeto del presente artículo.
Manos a la obra
Lo expuesto hasta ahora permite darnos cuenta de la extrema importancia e influencia de la sala de audición en la recreación del escenario sonoro. Y que ningún buen cable ni la incorporación de mejores aparatos nos va a solucionar el tema.
También podemos intuir la estrategia a seguir para corregir el problema, necesitamos crear el retraso adecuado entre las reflexiones y el sonido directo. El intervalo de retraso que nos interesa, es el que no produce fuentes virtuales y sí el fenómeno de precedencia, que se sitúa entre los 15 y los 25 milisegundos. Este retraso se puede lograr, eliminando las reflexiones más rápidas y dejando las lentas, sin llegar a que se produzca eco, o aumentando el recorrido que ha de realizar la onda sonora rebotada. En la mayoría de los casos retrasar el sonido rebotado resulta impracticable ya que ello implica agrandar la sala, aunque se obtienen resultados similares si en vez de "cambiar de casa", tratamos las superficies de las paredes o zonas de las mismas donde se producen los rebotes indeseados, con materiales absorbentes que eliminen o como mínimo atenúen la energía de dichas ondas. Así, a la zona de escucha nos llegaran las ondas directas de los altavoces consiguiendo con ello lo que se llama zona libre de reflexiones.
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