No Greater Love

BILLIE HOLIDAY



“¿Cantantes de Jazz?: por un lado está Billie Holiday y, por otro, todas las demás”
Boris Vian

Algo de historia


Billie Holiday (Filadelfia, 1915 - Nueva York, 1959) es considerada por muchos, entre quienes me cuento, la voz más importante de la historia del jazz, la que más ha influido en su evolución y uno de los músicos más grandes de todos los tiempos. La única cantante pura de Jazz que podría mirar de tú a tú a monstruos como Duke Ellington, Charlie Parker o Louis Armstrong.


Para comprender su especial sensibilidad es necesario conocer algunas pinceladas de su historia personal, plagada de episodios novelescos de un dramatismo desgarrador.


Billie tuvo una infancia y adolescencia extraordinariamente duras. Su madre la tuvo con 13 años (¡) y la abandonó, siendo muy pequeña, para marchar a Nueva York. Su bisabuela, a la que ella adoraba, murió mientras ambas dormían abrazadas y por la mañana tuvieron que romper los brazos de la abuela para poder soltarla a ella.


Siendo aún una niña sufrió un intento de violación y como consecuencia de ello fue internada en un correccional regentado por monjas durante una buena temporada. Allí tuvo que soportar una experiencia durísima: Las monjas, como castigo a alguna travesura la encerraron varias horas en una habitación con una niña que acababa de morir. La pequeña Billie, pasó la noche chillando, llorando y arañando la puerta con las manos hasta que estas acabaron cubiertas de sangre. Más tarde, durante su adolescencia, tuvo que prostituirse para poder sobrevivir.


Ya de adulta, sus relaciones amorosas, a menudo abusivas y destructivas, se contaron por fracasos. Era una mujer extremadamente atractiva. No siendo especialmente bella, tenía una dulzura y encanto tal, que lograba atraer a todos los hombres, pero una vez más, su vida amorosa fue un desastre y un rosario de desamores, muerte de sus novios y desgracias de todo tipo. Su único refugio y amigo fue, durante toda su vida, el extraordinario saxofonista Lester Young, con quien además dio sus primeros pasos profesionales.


Es imposible disgregar su desafortunada vida personal de sus interpretaciones, pues estas sin duda se alimentaban de aquella, pero Billie tuvo la virtud de saber convertir su trágica vida en arte a través de una voz mágica.



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A pesar de su desafortunada vida a nivel personal, no cabe duda de que logró triunfar profesionalmente. A diferencia de tantos otros artistas que debieron esperar a morirse para que se reconociera su enorme influencia, Billie mantuvo una carrera sólida y grabó infinidad de discos para varios sellos. En el lado negativo, tuvo que sufrir constantemente en sus carnes la lacra del racismo. Cuando viajaba de gira con su banda tenía que situarse en la parte de atrás del autocar que los llevaba, mientras que sus músicos, blancos en su mayoría, viajaban delante. En los hoteles tenia que dormir en una zona separada para negros y a veces en los locales, tenía que entrar por la puerta de servicio. Pero cuando subía al escenario, se transformaba y volcaba tantos sentimientos en sus interpretaciones que no dejaba a nadie impasible. Debido a su intensa vida, envejeció prematuramente y murió a los 44 años. Se le hizo un entierro discreto, pero a la altura de una artista de su talla. No ha dejado de recibir elogios y tributos de todo tipo de artistas, desde músicos de jazz que sabían apreciar su talento hasta Rockeros y Rockeras a los que su arte sigue atrayendo y conmoviendo.


John Hammond, manager de artistas y descubridor de innumerables talentos, estando en su lecho de muerte pidió como último deseo que le pusieran una canción de Billie Holiday. Quería que su voz fuera lo último que oyeran sus oídos al abandonar este mundo. Alguien tan arrogante y poco proclive a piropear como Frank Sinatra, reconoció en numerosas ocasiones que Billie era la influencia más grande que tuvo.


Escuchándola ahora, con la perspectiva del tiempo y la objetividad como bandera, vemos que no tenía una voz tan bonita como Ella Fitzgerald, ni tan carismática como Dinah Washington. Tampoco tenía un gran chorro como Shirley Bassey, ni cantaba con la dulzura y control de Sarah Vaughan... ¿Por qué, entonces, es considerada la más grande?


Para mí, había tres cosas que la situaban en otro plano respecto a las demás: Su voz, su técnica vocal y el sentimiento que imprimía a sus interpretaciones. Todas las arriba mencionadas eran, sin lugar a dudas, maravillosas cantantes, pero su estilo era más clásico y convencional. Billie, por el contrario, tenía un estilo absolutamente único y personal, con una voz y un fraseo que eran Jazz en su estado más puro.



Voz


Billie tenía una voz aguda y lánguida, una voz que, si no la entiendes, hace que te preguntes: ¿qué es lo que está cantando? A lo largo de sus 25 años de carrera, su voz evolucionó de más aguda y cantarina a más grave y dramática, sin duda debido a los abusos que cometió con el alcohol y las drogas. Es una lástima que las grabaciones que se conservan de su juventud (década de 1930) sean de una calidad limitada. Al menos las últimas (década de 1950), son muy aceptables.



Técnica


Miles Davis decía de ella: “No necesita instrumentos de viento acompañándola. Su voz ya suena como un instrumento de viento”. Y, efectivamente, cantaba como si estuviera tocando un instrumento de viento. Escucharla cantar, especialmente acompañada por combos pequeños, es una experiencia fascinante por su técnica vocal absolutamente única. Cada interpretación suya era un continuo fluir de ideas sonoras y de improvisaciones vocales. La integración de su voz con el resto de instrumentos es algo mágico. Lady Day era un verdadero genio de la improvisación instantánea que remodelaba en tiempo real las canciones que interpretaba hasta hacerlas completamente suyas.



Sentimiento


Cuando Ella Fitzgerald canta que su hombre la ha dejado quedamos anonadados por la belleza de su voz, pero no podemos evitar pensar que el hombre sólo ha bajado a comprar tabaco y subirá en cualquier momento.


Cuando Billie Holiday canta que su hombre la ha dejado, podemos visualizar perfectamente a un tipo con sombrero, gabardina y una maleta en cada mano que se aleja en dirección hacia la estación de autobuses más próxima.


Las interpretaciones de Billie Holiday estaban impregnadas de una sensibilidad y emotividad tan grande y tan personal, que es casi imposible permanecer impasible ante ellas. Cuentan de ella que se entregaba tanto interpretando que cuando acababa un concierto necesitaba varias horas para recuperarse emocionalmente. No cantaba las canciones, las vivía y las sentía.



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No Greater Love


Sound Reference Masters. Our World Entertainment, Inc. Este disco, difícil de encontrar, es una recopilación de baladas grabadas por Billie en su época de máximo esplendor: los años 40. La grabación es excepcional (para la época) y está tratada para eliminar ruido de fondo, ecualizada y remasterizada con técnicas muy avanzadas exclusivas de este sello discográfico. El resultado es un sonido bastante comprimido y de una dinámica muy limitada, pero se perdona por su limpieza y calidad. El material, lógicamente, es extraordinario. Las baladas más famosas de Billie, cálidas, románticas, pasionales y desgarradoras, cantadas, o mejor dicho, contadas con un sentimiento aplastante. Apuntar una versión destacada de la canción que da título a este disco interpretada por la malograda Amy Winehouse en su disco “Frank”. Maravillosa interpretación de este tema hecha por una de las herederas mas talentosas de Billie.



Discografía recomendada


Al igual que Sinatra, Billie tenía un olfato excepcional para rodearse de los mejores músicos y escoger las canciones que mejor se acoplaban a su estilo. A lo largo de su carrera, los músicos que tocaban con Billie eran plenamente conscientes de estar acompañando a una leyenda viviente y se empleaban a fondo, consiguiendo unas interpretaciones extraordinarias. Grabó con todo tipo de acompañamientos, pero mis preferencias van hacia sus interpretaciones con grupos pequeños, de entre cinco y siete músicos. Ahí es donde mejor se aprecia el valor diferencial de Lady Day respecto a las demás cantantes de Jazz.


En su época, no existía el formato LP tal lo conocemos ahora, pero durante los años ‘50 salieron varios LP's con temas agrupados por épocas y por acompañantes que nos pueden ir muy bien para acercarnos al legado de Billie. Personalmente, me gusta absolutamente todo lo que grabó, por lo que me estoy haciendo poco a poco con las 4 boxsets de las obras integrales de cada uno de los sellos para los que grabó (Columbia, Decca, Commodore y Verve). Sin embargo, voy a citar los discos más conocidos, que además tengo y he escuchado a fondo, y que son simplemente sensacionales.



"Songs for Distingué Lovers". Verve MGV 8257, 1957. |Comprar ahora| Con un título y una portada que tira de espaldas y un sonido más que aceptable, aquí Billie desgrana unos cuantos estándares del repertorio Jazz, incluyendo temas de Gershwin, Porter, Rodgers & Hart ó Mercer. La acompaña un excepcional sexteto con guitarra incluida. Este disco también se puede encontrar en un sólo CD acompañado con "Last Recording", las últimas canciones que grabó. Y también como "A foggy day". En cualquier sabor, imprescindible.

"Lady in Satin". Columbia CL 1157, 1958. |Comprar ahora| Dramática grabación de poco antes de morir, por lo que su voz ya está absolutamente rota. Orquesta de 70 músicos dirigida por Ray Ellis y sonido excelente en estéreo. Ellis dijo que, cuando revisó las primeras tomas, quedó defraudado por la escasa calidad técnica de la interpretación de Billie, pero cuando escuchó la remezcla final, comprendió cuan excepcional fue su interpretación desde el punto de vista emocional. Este disco es más clásico y menos Jazzístico, pero es fundamental para comprender globalmente su arte.

"Body and Soul". Verve MGV 8197, 1957. Este disco se puede encontrar también como "Verve. The Silver Collection" con varios temas adicionales. Con un sonido excelente en glorioso monofónico, Billie nos deleita con unos cuantos clásicos acompañada por un grupo que se sale. Este disco es menos sentimental y más Jazzístico que los otros que cito. El tema "Comes Love" con la creatividad de Billie fraseando, la entrada de trompeta y su "walking bass" es Jazz en su estado más puro.

"Billie Holiday Sings". Clef MGC 118, 1952. Más fácil de encontrar como "Solitude" (Verve MGV 8074, 1956). Como este último título sugiere, esta es una colección de temas melancólicos que Billie canta como nadie acompañada por un sexteto de sus cómplices habituales más algunos invitados de los que podemos destacar a Oscar Peterson y Ray Brown. Ahí es nada...

"The Complete 1951 Storyville Club Sessions with Stan Getz". Bootleg FSRCD 151, 1991. Para que no falte un directo, este está muy bien, y contiene algunos de los temas fetiche de Billie, como "My man" o "Strange fruit". Sonido justito, pero aceptable para la época. La acompaña, entre otros, un joven pero ya experimentado Stan Getz, de quien Billie elogiaba su capacidad para el “Swing”.

Recomiendo a cualquiera que tenga buen gusto que se acerque a la obra de Billie Holiday. Es posible que en un principio no os parezca nada excepcional, pero con el tiempo caeréis irremisiblemente enamorados de ella.


Se cumplen 62 años de su muerte y este artículo es mi pequeño pero sincero homenaje a una artista única e inolvidable.



 

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