Música
Siguiendo la estela del excelente articulo de Jesús Encinar sobre los 4 Scherzos de F. Chopin, tenemos los maravillosos conciertos 1 y 2 para piano.
Nuestro pianista, que es muy tímido y enamoradiza, siendo muy joven todavía y alumno de la Escuela de Música de Varsovia, se enamora de Konstancia Gladkowska, soprano y compañera de conservatorio, con la que al parecer cruzó poquísimas palabras. Ese amor nunca declarado, Chopin lo convierte en música.
Con “solo” 19 años compone el concierto para piano número 2 que en realidad es el número 1, pero por un error de transcripción se cambian los números de los conciertos. Chopin ya es un excelente músico, genial en la composición y en la creación; no en vano a los 6 años ya es considerado un buen pianista y su primera composición, una polonesa, se publica cuando tiene 8 años.
Huye de los grandes espacios y gusta de tocar para pequeños reductos aristocráticos, estrena él mismo, en el Teatro nacional de Varsovia, el concierto número 2 con un éxito tal que se ve obligado a repetir dicho concierto pocos días después. A pesar de ser considerado como el pianista más grande de la historia se prodiga muy poco y su último concierto lo realiza en París el 26 de abril de 1835 con 26 años. Solo ofreció tres recitales más a lo largo de su vida y fueron prácticamente privados.
La música de Chopin es refinada, romántica, elegante y con una dosis de dramatismo considerable.
A diferencia de otros compositores que cuentan con conciertos para piano y orquesta, donde la orquesta tiene un peso específico; en los de Chopin se reserva para la orquesta la introducción, algunas transiciones y acompañamientos, pero siempre como complemento del piano. El piano es el verdadero y único protagonista.
La orquestación de este concierto ha sido objeto de críticas y el propio Berliotz la consideraba poco apropiada y de hecho, como luego veremos, se han producido reescrituras de dichas orquestaciones.
El concierto para piano número 2 fue compuesto el 11 de octubre de 1829 y está estructurado en los tres movimientos habituales:
• Allegro maestoso
• Larghetto
• Allegro Vivace
Las melodías de este concierto pueden parecer simples, pero el virtuosismo, las florituras y los adornos que la acompañan convierten este concierto en una música sublime, melancólica e inevitablemente romántica.
Hay muchas versiones excelentes, pero personalmente estoy enamorada de esta pianista argentina, Ingrid Fliter. La delicadeza con la que recorre el piano y su sensibilidad me parecen magnificas.
Además la grabación es de grandísima calidad y disponible también en formato SACD.
Hay otra versión también magnífica de un pianista excepcional, Daniil Olégovich Trífonov dotado también de una sensibilidad extraordinaria.
Esta versión cuenta además con una reorquestación de dicho concierto a cargo de Mikhail Pletnev
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