Análisis de producto del giradiscos tangencial HOLBO con bomba de aire

La función principal de un giradiscos es permitir que la cápsula fonocaptora trabaje con la máxima comodidad y con la mínima interferencia. La KOETSU BLACK cedida por WERNER-MUSICA de Barcelona es una cápsula tirando a voluminosa y algo pesada. El contrapeso del HOLBO se situará al límite del lado opuesto del brazo para que la cápsula ejerza la presión recomendada de 1,90 gr. Como hemos mencionado anteriormente, pese a no ser difícil, el proceso de ajuste requiere de gran finura para optimizar los resultados. En el momento en que se alcanza el equilibrio deseado, la KOETSU nos eleva a la esfera de excelencia musical que le es propia. Se trata de una cápsula muy equilibrada, capaz de ofrecer un cuerpo y una consistencia excepcional en las frecuencias de rango medio como voces y pianos. El giradiscos tangencial HOLBO simplemente debe permitir que la aguja se deslice por el surco sin rozamientos ajenos, sin resonancias y a una velocidad exacta y constante. Y eso es exactamente lo que hace, sin añadir ninguna iniciativa que pudiera entorpecer el trabajo de la KOETSU.

La remasterización de 2009 de “Rubber Soul” (1965) de The Beatles me parece ejemplar en su búsqueda de un sonido lo más natural o acústico posible. En el tema “Think for yourself” se distinguen perfectamente separadas las voces de los coros y la pandereta y otras percusiones que restan en segundo plano. A pesar de un efecto estéreo algo exagerado propio del disco, el HOLBO es capaz de crear una escena muy real preservando todos los detalles con gran nitidez. Entre canción y canción, la aguja se esconde en un tímido y contrastado silencio (no tanto con la Ortofon Black empleada también en estas pruebas, que evidencia más el fondo del surco). Pero estamos disfrutando ya de una de las características del sistema, un sonido natural y extraordinariamente transparente pero con un extremo agudo amable al oído. Cabe destacar que, para hacer esta revisión de producto, he ido comparando las versiones en vinilo con el formato digital en archivo flac o cd. En el caso de The Beatles no hay color a favor de la fuente analógica, hasta el punto de que, al conmutar a la versión digital, el resultado es casi delictivo. Y no deja de resultar un poco contradictorio porque, al fin y al cabo, estamos escuchando en ambos casos una versión remasterizada. Pero ya sabemos que, en la Alta Fidelidad, por suerte y, a veces desesperación, dos más dos no siempre suman cuatro.

En mis reviews no puede faltar el jazz, y con el HOLBO con mayor motivo. En esta ocasión, el disco elegido es “Radio Mediteran” (2019) de Omer Klein Trio cuya reseña se puede encontrar en esta misma web. El segundo tema de la cara B, “Arak” nos restituye un sonido del piano con gran presencia y riqueza de armónicos.La dinámica, es espectacular, en gran parte gracias al trabajo del previo de phono Accuphase C-47. Pero, en este caso, quería prestar especial atención al solo de contrabajo y, la verdad es que el HOLBO lo resuelve al máximo nivel, con una limpieza absoluta incluso forzando el sistema a alto volumen. Una vez más, nada que ver con la dureza al límite de la saturación del formato flac. Probablemente, nos encontramos ante una de las mayores virtudes del HOLBO en su asociación con la cápsula KOETSU: ese extraordinario control de las notas más graves, con el peso necesario y con una expresividad musical capaz de sorprenderme escuchando vinilos que me conozco de memoria. Por otro lado, los platillos de la batería aparecen en ocasiones algo retrasados tal como les corresponde pero siempre con un nivel de detalle, una transparencia y una precisión tímbrica prácticamente insuperables. En otros discos de jazz del sello ECM Records, caracterizados por su sonido sin filtros ni tamizaciones, el HOLBO resulta siempre natural y comedido. En mis pruebas no he logrado anotar ningún exceso en ese sentido. Por otro lado, con grabaciones algo más corales y complejas, con gran superposición de instrumentos, como “Harmony of Difference” (2017) de Kamasi Washington, el giradiscos resuelve la situación con parsimoniosa calma y autoridad y dimensionando adecuadamente la escena.

Finalmente, nos acercamos a la hora de la madrugada tardía que mencionaba Félix Grande y descendemos a barrancos minerales en los que el ritmo de la guitarra de Paco de Lucía en “Almoraima” (1.976) nos acerca a la belleza humana. El instrumento del maestro emerge como volando en oro, danzando en hierro, oliendo a azufre y brillando como mercurio. El giradiscos tangencial HOLBO apela entonces a la emoción, al ritmo de ese flamenco de antiguo fundamento. Al ritmo lujurioso pero sereno que nos transporta a horas lentas, a espesas sombras y a fogonazos de luz y geometría. En esa hora en la que somos más limpios, quizá más ancianos pero repentinamente más vivos, el sonido del HOLBO nos inyectará la esencia de la música entregando su mensaje de la mejor manera posible.

El HOLBO, como hemos visto, a pesar de ser detallista (que no quirúrgico) construye una escena con grandes cimientos desde la zona más grave, cuidando el conjunto y reconduciendo cualquier arista de la grabación. Ha demostrado ser el mejor compañero de viaje con la cápsula KOETSU y el previo Accuphase C-47, distinguidos representantes del más puro High End japonés. Quizá este giradiscos esloveno no destaque por ingeniosas soluciones técnicas o por grandilocuentes y pesadas estructuras de gran impacto visual. Está claro que no es su objetivo. Evidentemente, tiene un coste claramente por encima de cualquier configuración básica y aspira a ser un final de trayecto. Pero mi impresión es que el HOLBO tangencial tiene una vocación de producto redondo que se siente cómodo en un término medio y alejado de extravagancias innecesarias. Porque tiene muy clara su función: transmitirnos el ritmo, la emoción y el sentimiento de la música con la máxima naturalidad posible. Y ese objetivo lo cumple sobradamente.